A menudo, en las fiestas (a las que evito concurrir siempre que puedo) alguien me da un fuerte apretón de manos, sonriendo, y después me dice, con aire de jubilosa conspiración: "Sabe, siempre he deseado escribir."
Antes, yo trataba de ser amable.
Ahora, contesto con la misma regocijada excitación: "Sabe, siempre he deseado ser neurocirujano."
Me miran con perplejidad. No importa. Últimamente circula por el mundo mucha gente perpleja.
Si quieres escribir, escribes.
Sólo escribiendo se aprende a escribir. Y ése, en cambio, no es un buen sistema para enfrentarse a la neurocirugía.
-JOHN D. MACDONALD-

domingo, 7 de noviembre de 2010

La Larga Marcha - Stephen King

Dedicado a toda la gente que se queja del humo de los fumadores, que dicen que les matamos lentamente.

-¿Sabeis a qué se dedicaba mi tío? -dijo Baker de improviso.
Estaban cruzando un túnel sombrío de árboles rebosantes de hojas, y Garraty estaba intentando olvidar a Harkness y a Gribble y concentrarse en la sensación de frescor.
-¿A qué? -preguntó Abraham.
-Tenía una funeraria -informó Baker.
-Magnífico -respondió Abraham, sin interés.
-Cuando yo era pequeño, siempre me preguntaba... -Baker no terminó la frase. Pareció perder el hilo de lo que estaba diciendo, miró a Garraty y sonrió. Era una sonrisa muy especial-. Me preguntaba quién le embalsamaría a él. Igual que uno se pregunta quien le corta la barba al barbero o quién opera de cálculos renales al cirujano. ¿Comprendes?
-Se necesitan muchos riñones para llegar a médico -dijo McVries en tono solemne.
-No, no. Ya sabes de qué estoy hablando.
-Está bien -intervino Abraham-. ¿A quién llamaron cuando llegó el momento?
-Sí -añadió Scramm-. ¿A quién?
Baker levantó la mirada hacia las ramas gruesas y enroscadas bajo las cuales estaban pasando y Garraty volvió a apreciar que Baker parecía agotado. Claro que ninguno de ellos tenía mejor aspecto, añadió para sí.
-Vamos -dijo McVries-. No nos tengas en ascuas. ¿Quién le enterró?
-Ésta es la broma más vieja del mundo -murmuró Abraham-. Ahora, Baker dirá: "¿Y qué os hace creer que ha muerto?"
-No, no -dijo Baker-. Murió hace seis años, de cáncer de pulmón.
-¿Fumaba mucho? -preguntó Abraham mientras saludaba agitando la mano a una familia de cuatro personas con un gato.
El animal iba sujeto con un lazo y era de raza persa. Parecía miserable y resentido.
-No, nisiqueira en pipa -informó Baker-. Tenía miedo de que le provocara cáncer.

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